martes

Las herramientas del ergónomo (I) : la observación

Junto con la verbalización, la herramienta de recogida de datos por excelencia en ergonomía es la observación.
Aunque esto pueda escandalizar a algunos, gran parte de los datos necesarios para comprender y especificar cambios en una situación de trabajo no requiren de un aparataje espectacular, ya que se obtienen sólo por la observación y el diálogo (lógicamente si se existen hipótesis previas y se sabe interpretar lo observado para cruzarlo con los conocimientos científicos existentes sobre el comportamiento humano).
Por otro lado, es difícil aprender a observar y, sobre todo, es difícil aprender a hacerlo sin perturbar el normal desarrollo de la situación observada. Al mismo tiempo, tampoco es fácil comprender el sentido de lo observado mediante el diálogo ¿cuándo y cómo preguntar sobre las intenciones del que actúa? En muchos casos bastará con escuchar, esa situación de "verbalización espontánea" que todos los praticien de terreno tanto valoramos.

Sin embargo, en otras circunstancias será necesario realizar observaciones sistemáticas con utillaje especializado (decorticando la accion en "fragmentos", en observables precodificados), por ejemplo con la ayuda de Actogram y Actopalm, probablemente la herramienta más adaptada para la recogida de datos, su tratamiento y análisis en ergonomía.
Desarrolladas por Alain Kerguelen y comercializadas por Octarès, estas herramientas permiten recoger hechos observables con una PDA Palm dotada de Actopalm. Los ficheros son transferidos a un PC que tenga instalado Actogram y, a partir de los mismos, se pueden realizar tratamientos estadísticos, cronológicos, análisis de simultaneidades, de encadenamientos...
En cualquier caso, nada hay más inútil que observar sin saber lo que se busca, y en esta situación ni siquiera el más exhautivo y preciso de los actogramas puede decir gran cosa...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Jesús:

Soy un estudiante de Diseño que se siente especialmente intrigado por la Ergonomía, más a modo de fanático que de neófito, pues no he entrado de lleno en su estudio aún.

Lo cierto es que, como buena disciplina científica, la observación metódica supone un valor fundamental. Sin embargo, cuando en entradas posteriores te refieres a la Ergonomía de Concepción, me parece que existe espacio también para la sensibilización en el estudio. Esto va de la mano con lo que dices en "Ergonomía sin ergónomo".

Personalmente, soy un diseñador partidario del supuesto de que "el mejor diseño es el que no se ve" y, mejor aún, "el que no existe". Cuando aplicamos criterios ergonómicos a un producto o sistema, es común caer en el error de tomarlas como recetas de cocina. Lo cierto es que cuando tratamos con factores humanos, siempre es necesaria una cuota de reflexión. ¿No sería ideal un sistema cuya información estuviese tan integrada a su interfaz que no precisáramos de un apéndice educacional o instruccional? Trabajamos en eso, y para hacer de la praxis del operador un ejercicio más "intuitivo" y eficiente no podemos solamente estudiarlo a niveles psico-somáticos. El componente emocional del trabajador (del cual, según afirma cierta publicación, se excluye la Confianza, aunque a simple vista no puedo estar de acuerdo) es fundamental para comprender el Norte de la disciplina.

Al mismo tiempo, las metodologías están cambiando y el péndulo de las creencias epistemológicas se inclina nuevamente hacia caminos poco ortodoxos y más subjetivos, alejándose del ideal objetivista científico.

Entonces, y hablo desde la perspectiva del Diseño, confieso que la afirmación "En cualquier caso, nada hay más inútil que observar sin saber lo que se busca..." me produce cierto rechazo. Creo que la infertilidad de un proceso de observación no depende solamente de pautas y criterios de análisis. El asombro es un recurso válido y crucial a la hora de plantear soluciones, o bien, proyectar, no sólo de forma "útil y elegante" (como ha planteado el autor en otra entrada), sino iluminadora y trascendental.

Con esto, y sin ánimo alguno más que ofrecer una visión personal y honesta, cierro mi discurso.

Agradecido por tan buen material de lectura que bien supo alivianar la pesadumbre que acompaña con frecuencia mis estudios de Economía, se despide atentamente.

Sebastián Silva
Escuela de Diseño, Pontificia Universidad Católica de Chile
sasilva1@uc.cl