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miércoles

La normalidad de lo inaceptable



La pasada semana tuve el placer de mantener un largo debate con Yves Clot en torno a la denuncia que es necesario realizar de los estragos que ciertas formas contemporáneas de organización del trabajo están provocando en los colectivos de trabajadores y en el equilibrio psíquico de las personas. No hace falta entender este desequilibrio como un escalón previo al suicidio o a la pérdida de la cordura, sino en la aparición de síntomas que necesariamente indican sufrimiento mental, formas precursoras de la patología.


Para Yves Clot no hay perversidad inteligente en estas formas de organización que coartan la iniciativa y la expresión de la creatividad individual, sino que son organizaciones ignorantes (algo tendrán que ver los que las dirigen) que creen en el ideal del total control de lo vivo, en la ficción de que todo es previsible y, por tanto, procedimentable, hasta el punto de exigir lo que se debe decir o pensar y en el orden en que debe hacerse. Encontramos excelentes ejemplos de lo que estoy diciendo en los Call Centers, auténticos sumideros neotayloristas de la iniciativa individual, en donde no sólo se fuerza a hacer y decir de una cierta forma y en un cierto orden, sino que se obliga a contenerse, a esforzarse en frenar la iniciativa, un viejo tic taylorista identificado hace un siglo por Henri Wallon.
Sean cuales fueren los grados de responsabilidad, por ingenuidad lesiva o por perversidad patológica, lo cierto es que se está normalizando la enfermedad mental, la individualización descarnada de las relaciones laborales, la soledad y el sufrimiento, el sálvese quien pueda en la vida diaria de las empresas. No soy optimista en los tiempos que corren, la denuncia desesperada puede encontrarse en cualquier lugar. Para no ir más lejos, en un foro profesional de ingenieros en el que participo y que no es precisamente proletario, C.R., un especialista norteamericano del sector aeroespacial decía lo siguiente esta misma mañana:

"Well I am unemployed again... a manager at Intel decided she did not like the tone of my voice and had me fired... American corporations are run by psychopathical nutcases... I am totally sick of working in a living ... and being screwed by nutcases. I do NOT recomendes anybody to study science and engieneering because you will end up as a bitter corporate slave like me... All this is totally wothless."


Feliz 2010 (... ¿o 1984?)

lunes

Sufrimiento y muerte en el trabajo

Existe en nuestro país un extraño sentimiento de impotencia ante las cifras que enumeran la hemorragia de muertes y accidentes que se producen en el trabajo.


Fuente: EL PAIS, 16 julio 1007
Yo diría que todavía prevalece esa dramática y silenciosa percepción colectiva de que los riesgos, la penosidad y el sufrimiento en el trabajo son consustanciales al hecho mismo de trabajar... y si las leyes son, de algún modo, el reflejo del sentir colectivo, la Ley de Prevención de Riesgos sólo será útil cuando la sociedad en su conjunto rechace públicamente esta idea de fatalidad y acabe con la banalización del sufrimiento y la muerte en (o por) el trabajo. Yo tengo la impresión de que en otros países la sociedad ya no tolera lo intolerable. Sigo el caso francés desde hace años pero estoy sorprendido (más bien admirado) de cómo las cuestiones ligadas a la salud y el bienestar en el trabajo son una preocupación social que se refleja en sus libros y revistas, también en los debates de los grandes medios de comunicación. Recientemente he visto como Envoyé Spécial, una especie de Informe Semanal francés abordaba con rigor un reportaje sobre los últimos suicidios por el trabajo que se han producido en Francia, todo ello a la hora de máxima audiencia ("Le travail... Peut-il tuer?") . Le Monde Diplomatique aborda la cuestión -puede verse en su edicion española del mes de julio- con un excelente artículo de Thébaud-Mony: Violencia y Muerte en el Trabajo. Así mismo no son pocos los libros que son referencias en materia de sufrimiento y malestar en el trabajo: Le travail intenable ("El trabajo insostenible", de Laurence Théry), Les désordres du travail ("Los desórdenes del trabajo", de Philippe Askenazy) y, sobre todo, Souffrance en France y Travail Usure Mental ("Sufrimiento en Francia" y "El desgaste mental en el trabajo") de Christophe Dejours...
Este debate de ideas no se ha producido todavía aquí, y debemos estar preparados para participar activamente en él... La editorial Modus Laborandi tratará de favorecer esta reflexión colectiva mediante la traducción y publicación -a lo largo del próximo año- de algunos de los textos arriba reseñados. Estoy seguro que se hablará de ellos.
Mientras tanto, le recomiendo que vea en vivo y en directo de lo que estamos hablando: