martes

La dificultad del cambio organizativo

En estos días en los que los periódicos se llenan de reportajes sobre las dificultades para desenchufar en vacaciones (tantos como los que dan todo tipo de recomendaciones para sobrellevar mejor el regreso) nuestro equipo termina de escribir sus últimos informes y hace sus últimas llamadas antes de marcharse de vacaciones...
Acabamos de finalizar un trabajo que nos llena de satisfacción, puesto que integra la mayoría de los aspectos organizativos, informáticos, medioambientales y espaciales en los que se desarrolla la actividad humana.
Hemos llegado a una conclusión que, como dicen nuestros colegas franceses, no es evidente: la más compleja de las transformaciones técnicas es infinítamente más sencilla que el más pequeño cambio organizativo. Con todas las dificultades que conlleva el ciclo de especificación, desarrollo, prueba, validación e implantación de un sistema informático, el cambio en el ámbito de las atribuciones y competencias, la redefinición de procesos en los que están implicadas personas que tienen intereses y experiencias distintas, la negociación y reconsideración del papel de los distintos actores de una situación de trabajo es un proceso complejísimo.
Esto explica que no pocos cambios en las situaciones de trabajo intenten llevarse a cabo a partir del cambio de dispositivos técnicos, de aplicaciones informáticas que "obligan" a trabajar de otra manera... Sin duda alguna, los cambios organizativos que así se abordan suelen dar un balance decepcionante: conflicto, infrautilización de los sistemas, cambios "en falso" en la formas de interacción de las personas.
Conocimiento profundo de la situaciones de trabajo, prudencia, capacidad para escuchar, cambios soportados en grupos de proyecto que avalan decisiones y que vehiculan cambios aceptados, comprendidos... esa es la única manera de formentar el tránsito hacia nuevas formas de organización.
Vacaciones, bienvenidas, bendito Proust, bendita pereza..

miércoles

El análisis del trabajo: la verdad está ahí afuera



En 1955, André Ombredane y Jean-Marie Faverge publicaron un libro ya mítico en la historia de la ergonomia "L'analyse du travail", libro que forma parte del imaginario de varias generaciones de ergónomos. Cuando descubrí este libro -ahora agotado e inencontrable- en la biblioteca de la Universidad Libre de Bruselas , me pareció de una rareza pintoresca: un médico-psicólogo y un matemático hablando de la necesidad de estudiar el trabajo real, en el lugar en el que se realiza, con los que lo realizan.
Muchos años después sigo perplejo al evidenciar lo infrecuente que es este trabajo de analisis en la empresa y el fuerte impacto que tiene la descripción de sus resultados. Este análisis es imprescindible para analizar bien sean cuestiones de organización del trabajo, de seguridad, de mejora de un dispositivo informático. Es prácticamente desconocido en las prácticas preventivas y algo que sólo es querido por las personas que trabajan sobre el terreno. Requiere pulcritud metodológica y el esfuerzo de observar a partir de hipótesis, sin temor a que no sean validadas por la experiencia ni por los protagonistas del análisis, eso nos hacer más fuertes y perseverantes. Obliga a utilizar utillaje de recogida de datos adaptado a lo observado y no a la inversa (como suele ser frecuente en las prácticas de terreno).
Sobre el terreno la vida es muy dura y es necesario explicar lo que uno está haciendo a los que viven allí: no me extraña que no pocos prefieran hacer ergonomía escribiendo informes que contienen normas o recomendaciones extraídas de un prontuario, o pasando cuestionarios de dudosa validez científica.
La verdad está ahí afuera.