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El decálogo apócrifo de Jacques Christol sobre la práctica profesional

Hay que acercarse con mucho cuidado a Jacques Christol, el señor que aparece en la foto. Si eres ergónomo quedarás atrapado por su estilo, la brillantez de sus ideas, las interesantísimas anécdotas de su vida profesional.
Hace unas semanas fui a visitarle, algo que hago con tanta frecuencia como me es posible y, desde luego, siempre que paso por Toulouse, a la Grande Rue Nazareth, donde trabajé con su equipo.



A modo de agradecimiento por este nuestro último encuentro, voy a recoger en La ergoteca una pequeña nota que escribí en el homenaje que sus amigos, colegas y discípulos le dimos hace unos años en la Universidad de Burdeos. Dado que quienes le conocen bien alabaron el trazo del retrato, quienes no le conocen se harán una idea del personaje, imprescindible en la historia de la ergonomía.

El texto tiene por título "Decálogo apócrifo de Jacques Christol sobre la práctica profesional".

Buenos días Jacques, buenos días a todos.
Decía el año pasado, a propósito del uso de la retórica en situación de intervención, que mis propios errores y las enseñanzas de Jacques Christol han marcado mi práctica profesional.
Utilicé algunos ejemplos del estilo de gestión del proyecto de Jacques para dejar constancia de la riqueza de registros argumentativos que es necesario emplear en este oficio, oficio que persigue analizar y transformar el trabajo. Al hilo de estas ideas, intenté mostrar que la práctica del análisis del trabajo no garantiza, por sí sola, este objetivo de transformación y que las estrategias argumentativas no deben ser entendidas como argucias profesionales, sino como un elemento estructural de la intervención.

Sin embargo este año me gustaría ser menos serio, aunque no menos riguroso, ya que mi objetivo es también mostrar otros aspectos que considero importantes de la gestión de la intervención. Y para eso voy a utilizar un viejo manuscrito encontrado cerca de la Rue Nazareth de Toulouse. Algunos reputados ergónomos atribuyen su contenido a Jacques Christol y en determinados círculos profesionales este manuscrito comienza a ser conocido como el “Decálogo apócrifo de Jacques Christol sobre la intervención”.

Paso, por tanto, a dar lectura a estas antiguas enseñanzas:

  • 1. Nunca practicarás el pérfido diagnostique court: la intervención es una construcción que persigue comprender y transformar las representaciones de un cliente sobre el problema. La acción sólo es posible si está basada en las relaciones de confianza. Sólo es posible la transformación a partir de la acción y el coste de la adquisición de la confianza que permite esta acción transformadora es elevado. Sobre todo es prolongado en el tiempo. En una esquina del manuscrito -que alguien seguramente quiso quemar-, aparecen varias anotaciones, aparentemente escritas con sangre, entre las que puede leerse con claridad il faut du temps
  • 2. Nunca pensarás que la intervención es sencilla: seguramente, tras unos días de intervención, pensarás haberlo entendido todo, después de dos semanas comprenderás que no has entendido nada. Ser creíble en la industria implica ser profesionalmente riguroso, con las teorías, los métodos y las técnicas del oficio. En el manuscrito hay una expresión casi borrada por la humedad que dice «vous savez, c’est compliqué». 
  • 3. Elige a tus clientes, elige a tus interlocutores, elige los momentos: Es necesario identificar cuanto antes los márgenes de maniobra de nuestro cliente, ya que hay una relación directamente proporcional entre el éxito de la intervención y los márgenes de maniobra de nuestro interlocutor. Un objetivo mayor de la intervención es ser escuchado por quienes pueden tomar verdaderas decisiones. 
  • 4. Establece relaciones sólidas con tus clientes, sé disponible, se cómplice. La aparición y el asentamiento de las relaciones de confianza hacen progresar a la palabra en detrimento de los informes escritos. La palabra se mueve en el mar de la confianza y es necesario navegar con las velas bien desplegadas. 
  • 5. Cuida a tu cliente y protégete de él. Es necesario buscar el significado de la acción de los operadores, pero es también muy importante conocer los intereses, las motivaciones y los riesgos que corre nuestro cliente cuando asume nuestras recomendaciones como propias. El ergónomo deber ser motor de la acción transformadora, nunca vehículo del conflicto. Es por tanto necesario acompañar a nuestros interlocutores de manera continuada. Pero hay que tener cuidado, es posible que el cliente necesite matar al ergónomo en algún momento del proyecto. 
  • 6. No seas indiscreto. El Oráculo Manual, Arte de la Prudencia del jesuita y escritor renacentista Baltasar Gracián recomienda como un arte estratégico el ejercicio de la discreción. La intervención y el análisis del trabajo conllevan formas de compromiso de enorme magnitud. Es necesario saber escuchar y saber preguntar, pero sobre todo es necesario saber callar. Una anotación del Decálogo apócrifo muy discutida por los expertos, ya que se piensa que es una anotación muy posterior al manuscrito original es la siguiente: «fais gaffe au vin quand tu bouffes avec un client». 
  • 7. Se paciente y modesto: Los agricultores de Ouveillan dicen que no se puede hacer crecer la viña tirando del tronco y tienen toda la razón. No siempre es fácil hacerse entender, ni siquiera hacer valer nuestro trabajo, es necesario por tanto perseverar y ser paciente a lo largo de la intervención. El manuscrito nos consuela al recordarnos que, en realidad, «seuls nous comprennent les gens qui sont intelligents» 
  • 8. No trabajes solo: El proyecto está por encima del ergónomo, llama a tus colegas, discute, contrasta tus hipótesis pero, sobre todo, huye de las reuniones multidisciplinares como de la peste. 
  • 9. Duerme cuando puedas, come cuando puedas, mea cuando puedas. Esta parte del decálogo no es original, ya que se trata de una recomendación que un viejo servidor de la casa del rey del España dio a su sucesor en el cargo. Sin embargo, un copista la ha recogido en el decálogo como una máxima a tener en cuenta durante la intervención. En un viejo latín bañado por la Garonne, Carpe Diem Ergonomicus: aprovecha las oportunidades que te ofrece la situación en el taller o en el despacho de la dirección, deja tu propia planificación para adaptarte a la situación, quizá la única o la última para comprender la naturaleza del problema que estás abordando. 
  • 10. La vida es una cuesta, para ser feliz en la vida hay que trabajar mucho y amar aún más: Extraño y enigmático final del decálogo, quizá una máxima epicúrea corrompida por una larga vida de ejercicio de la profesión y de la amistad. 
Gracias por tu generosidad, Jacques.

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